sábado, 30 de marzo de 2013

Paciente empoderado: realidad, ficción o lo que le dé la gana...

Llevamos todo el mes de marzo liados con mil cosas pero no podíamos dejar pasar la invitación hecha desde #CarnavalSalud para participar en este debate sobre el paciente empoderado, un debate digital que ha provocado incluso una noticia en Diario Médico. Antes de nada, por tanto, es de recibo darle la enhorabuena a Monica y a Miguel A. por el debate generado (más de 20 posts) y la repercusión.


Como llegamos los últimos nos queda poco que decir, los anteriores han tocado casi todos los palos. Han hablado de conversación, de actitud, de información, de acto médico, de semántica, etc. Aún así, nosotros queremos añadir una pequeña apreciación, poner una pequeña nota discordante, para no perder la costumbre ;-)

Y es que, independientemente de los debates que queramos hacer nosotros y de la sensación de que no existen, pacientes empoderados hailos como las meigas... otra cosa es que no sean exactamente como nosotros hemos pensado que serían, en un tremendo afán por etiquetar (que manía tenemos!!) y generar características definitorias. E independientemente de que ellos no se autodenominen con ese palabro (medio inventado medio anglicismo).


La necesidad de información es inherente al proceso de enfermar y las posibilidades de recopilar información gracias a la web 2.0 y al doctor Google son casi infinitas. Por tanto, dudar que nuestros pacientes están más informados o que, al menos, tienen más posibilidades de estarlo es no saber cómo evoluciona nuestra sociedad.

No es una cuestión de etiquetas, de semántica o de definiciones. No es ni siquiera un nuevo tipo de paciente. Es el mismo de siempre, ese que tampoco quiere que se le llame así, que tiene muchos más recursos a su alcance no solo para informarse sino para compartir su proceso.

Y sirva de ejemplo la historia de Rosana y su madre, que lleva muchos años padeciendo estoicamente de EII, y saben de la enfermedad más que muchos de nosotros y que ahora usan Facebook para contarnos sus progresos.


Un saludo enorme a Rosana y a su madre, entre otras cosas por dejarnos ponerlas de ejemplo de paciente "con dos cojones"!!


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lunes, 25 de marzo de 2013

De aquellos polvos vienen estos lodos


Hoy teóricamente tocaba hablar de paciente empoderado para colaborar en la iniciativa del mes de marzo de #CarnavalSalud pero los amigos turroneros se han sacado de la manga un fantástico post que nos hace cambiar el paso... 

Y es que no podemos perder ni un segundo en participar, aunque ya dimos nuestra opinión en alguna ocasión, en un debate de enorme trascendencia, ya no para nosotros, viejos enfermeros curtidos con plaza en propiedad a los que los vaivenes universitarios pueden no interesar (cosa que no es cierta), sino para el global de la profesión enfermera.

Cuándo resulta que cuando aún no está en la calle la primera promoción de enfermeros de Grado, ya hay voces autorizadas cuestionando si es necesario que la enfermería (y otras anteriores diplomaturas) tenga ese nivel universitario... Y muchos se preguntarán ¿Cómo es esto posible?

Es posible porque las cosas no se han hecho bien. Supongo que nadie podrá decir lo contrario llegados a este punto. Mientras en otros países el desarrollo profesional se ha hecho coordinado y contando con todas las partes, solo hay que ver la RNAO, aquí cada parte ha ido a lo suyo.

Por un lado nuestros empleadores, los servicios de salud más la infinidad de empresas privadas (sanitarias, sociosanitarias y educativas) siempre han querido que la enfermería fuera una profesión intermedia con unas aspiraciones económicas controladas asociadas a ese nivel. Es razonable, no en vano somos la profesión más numerosa. Y por eso, y pese a algunos pequeños avances como la acreditación de competencias, la prescripción o la EPA, siempre hemos sido y seguimos siendo técnicos medios. Y por eso mismo, cuando desde otro ámbito apareció el GRADO rápidamente se apresuraron a decir que no tendría efectos laborales (a más de uno le tembló el capítulo I).

Por otro lado la universidad enfermera, largamente controlada por médicos que formaban enfermeras y que, por ello, tardó lo suyo en darse cuenta que muchas enfermeras querían formarse más. La única posibilidad de crecimiento fue ofrecer muchos expertos universitarios de corte médico (cuánto dinero han hecho las universidades aprovechando los puntos que éstos ofrecían en las bolsas de trabajo), algún master o carreras complementarias/suplementarias para paliar esa sed de formación. Poco a poco la universidad se llenó de enfermeras que formaban enfermeras y las reclamaciones comenzaron a hacerse desde dentro de la universidad. El grado sirvió para acallar las voces que pedían más cuerpo de conocimiento... y la universidad se quedó satisfecha, pero no dejó de ofertar expertos y masters.

Y por último, el lobby entre los lobbies, durante muchos años emperrado en la pelea por el desarrollo de las especialidades, un modelo más cercano a una mala copia del modelo médico que a un verdadero desarrollo de la profesión enfermera (ya opinamos de eso aquí). Mucho esfuerzo, dinero y esperanzas puestas en un modelo de desarrollo que nada tiene que ver ni con el del primer caso ni con el del segundo. Y como muestra, ahora tenemos una promoción de EIR de familia a punto de terminar pero sin mercado laboral.

La realidad se suele imponer a la ficción y la realidad es que en los últimos 20 años aquellos que han decidido en torno a nuestro desarrollo profesional lo han hecho rematadamente mal, tres vías de desarrollo distintas y que nunca han tenido la más minima conexión. Y, lógicamente, de aquellos polvos tenemos estos lodos.


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viernes, 15 de marzo de 2013

Churrigueresco


Muchos de nuestros lectores recordarán de su época juvenil que hubo un estílo arquitectónico llamado Churrigueresco. Concretamente fue la españolización del Barroco, que llegamos incluso a exportar a hispanoamérica y que consistió fundamentalmente en recargar las decoraciones y las ornamentaciones. 

Y es que es muy español aquello de recargar y ornamentar en exceso cualquier cosa de nuestra vida, incluso las conversaciones para terminar haciendo churros aunque su nombre no viene de ahí sino del apellido de los arquitectos que lo impusieron.

Y eso mismo es lo que le ha pasado, de una manera o de otra, a las organizaciones sanitarias.

Ya en más de una ocasión hemos comentado, y no solo nosotros, a nuestro modo de ver, que una de las cosas que tienen que hacer los responsables politicos es reducir ese exceso. Por eso, cuando la Consejería anunció que iba a reducir su estructura nos congratulamosIncluso hace unos meses volvimos a referirnos al asunto en un post que escribimos tras leer aquel informe de Antares donde proponían repensar el hospital.

Pero la realidad es tan española como inmovilista. Y cuando las nuevas direcciones de las recién creadas Áreas de Gestión empiezan a plantear como van a funcionar en el futuro próximo, resulta que los más reaccionarios son aquellos que suelen apelar a lo contrario.

Solo la de la pérdida de un "status quo" consolidado por la inercia en un sistema que ha demostrado ser ineficaz, puede explicar esta respuesta (aqui hay otra muestra) ante la posibilidad de que, organizativamente, dos megahospitales como el Virgen de Rocio y el Virgen Macarena funcionen como uno solo. Pero lo peor es que ésta es solo la primera de estas respuestas porque pasará lo mismo en todas las capitales andaluzas donde se unifiquen varios megahospitales como en Granada o en la Bahía de Cádiz.

En un momento de estrecheces como las que estamos viviendo y, sobre todo, viendo las soluciones que se plantean en otras Comunidades Autónomas, ya no se puede seguir soplando y sorbiendo la sopa. Si todos tenemos claro que las cosas no se pueden seguir haciendo como hasta ahora, cuál es el problema de plantear otras alternativas siempre y cuando no menoscaben la calidad y la cantidad de la asistencia prestada (decir que va a pasar no supone que pase)  ni supongan una privatización (externalizada o encubierta) de esa prestación. 

Es posible que, como dice Federico Relimpio en su blog, gran parte de responsabilidad la tenga la propia Consejería por ir haciendo "churros" y reformas sin haber terminado las anteriores. Por ejemplo, el fiasco de la implantación del modelo de Unidad de Gestión Clínica en los hospitales andaluces es palmario aunque digan lo contrario, y da lugar a esperpénticas situaciones como la de nuestra unidad de hospitalización, donde dependemos de 3 UGC´s diferentes y donde el único director que conocemos personalmente es un eventual con un contrato mensual al 75%.

Pero lo que es indiscutible es que el actual modelo de megaestructuras que duplican servicios y organigramas (con sus correspondientes jefes, subjefes y subsubjefes) deben ser repensado y sustituido por otro nuevo, aunque en ese transito se deban cambiar muchos esquemas mentales.

Ya es hora que, sanitariamente hablando, pasemos del churrigueresco al rococó.



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miércoles, 13 de marzo de 2013

de oportunidades y oportunistas

Hace unos días escribimos un post para la iniciativa #24h24p de los amigos de Cuidando en el que exponíamos las tres o cuatro condiciones que creemos se deben cumplir para poder sentar las bases necesarias que hagan plantearnos, de verdad, un futuro visible para la enfermería.

En la parte final del post hacíamos un llamamiento al profesional de base diciendo que ha llegado el momento de que sean estos profesionales de base y no "los popes" (porque no han sabido dar la talla) los que tomen la sartén por el mango de una vez por todas.

Fueron varias las personas que nos preguntaron cómo puede un profesional de base cambiar las cosas e imaginamos que, por esa razón, los amigos de Cuidando hicieron un post haciéndole directamente la pregunta a sus lectores "tu puedes cambiar el desarrollo de la Enfermería, pero... ¿Quieres?"

Esta entrada ha tenido solo dos comentarios (posiblemente los más valientes) pero estamos seguros de que habrá cientos de enfermeras con opiniones como las de Esteban y Angelica.

Y en ese momento de regocijo estábamos pensando en que lo mismo no está todo perdido, que la enfermería tiene futuro, cuando apareció en escena el pope entre los popes. 


En una clara salida de tono, el que se autoproclama representante de toda la enfermería española, llamada órdago en Diario Médico (nunca un farol fue más falso), mezcló churras con merinas relacionando paro enfermero, prescripción enfermera y especialidades para terminar hablando de lo que de verdad le interesa, la obligatoriedad de la colegiación profesional. Y para terminar de escenificar esa falsa representatividad, incluso van a hacer un conclave camuflado de jornadas para terminar no diciendo nada concreto. Pero en su discurso nada de autocritica, de asumir parte de responsabilidad en la via muerta en la que se han convertido las nuevas especialidades (su penúltimo caballo de batalla), nada de reconocer que hasta hace 2 telediarios compadreaba con la ministra.

Afortunadamente, en mitad de este "dejà vu", otras voces nos devuelven un hilito de luz, especialmente declaraciones como las de Amelia Corominas, presidenta del Colegio de Enfermería de Murcia.


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