viernes, 5 de febrero de 2016

Tempus fugit



Parece que fue ayer cuando se puso la primera piedra del nuevo hospital de La Línea y también de aquella entrada que publicamos en noviembre de 2011, en la que hablábamos de la oportunidad que suponía un nuevo centro sanitario para cambiar el modelo organizativo hacia uno basado en criterios más enfermeros.

Entonces nadie nos hizo caso. Y pese a que la referencia a esa oportunidad la hemos venido repitiendo de forma permanente desde entonces, incluso durante el parón de la obra, nada... como si habláramos en otro idioma.

Pero somos tercos y, como nos gusta tanto el tema, incluso presentamos un proyecto de investigación, del que ya hablamos en esta otra entrada, sobre la idea de traducir y validar una escala que mide la intensidad de cuidados y se integra perfectamente en nuestros software de cuidados con la idea de utilizarlo como trabajo del doctorado.

Por eso nos pareció muy interesante esta entrada en Cuidando.es en la que cuentan la experiencia en el Hospital de Andújar a partir del trabajo y la Tesis de Ana Porcel1

Pero el tiempo pasaba inexorablemente...

Y cuando habíamos perdido toda esperanza, de pronto, y después de la presentación oficial del PiCuida y de que éste incluyera en una de las líneas estratégicas la propuesta de adaptar la organización funcional de los centros sanitarios según la necesidad y la complejidad de cuidados, van y nos sorprenden con el anuncio de que en el nuevo hospital de La Línea vamos a organizarnos por niveles de cuidados. Puedes ver el resumen ejecutivo aquí.

Y claro, enseguida viene a la cabeza un pensamiento: que ya es tarde. Hay tantas cosas que ya tendríamos que haber hecho o que vamos a tener que hacer...

Lo primero, analizar el punto de partida, cuál es la situación actual del centro y cuál es su cultura organizativa. Sin analizar esto con objetividad y perspectiva no podremos tomar consciencia  de lo drástico que es el cambio con respecto a la situación actual y cómo vamos a hacer para ir hasta donde queremos ir.

Lo segundo que habría que hacer es consensuar qué método de clasificación vamos a utilizar: niveles de cuidados2 (hace años se utiliza en el Hospital de Guadarrama),  nivel de dependencia, cargas o workload, complejidad de cuidados, intensidad de cuidados o case-mix. Pueden parecer lo mismo pero no lo son. Esta revisión bibliográfica3 lo explica bien.

Lo tercero es saber qué sistema  vamos a utilizar para medir lo que quiera que queramos medir y cómo lo vamos a integrar con nuestros sistemas de información. Este método tiene que tener una base TIC porque no podemos pretender organizar un hospital pasando a diario una planilla rellena a lápiz y goma. Esta entrada del blog AmericanNurseToday detalla bien las características que debería tener. Nuestro proyecto con Flor+ iba en ese camino.

Lo cuarto, es tener una plantilla suficiente y bien dimensionada para las nuevas necesidades. Nada tienen que ver las plantillas organizadas en base a camas disponibles, como proponía SEDISA en este informe, con una plantilla organizada en base a necesidades de cuidados. Sobre todo inicialmente habrá que tener suficiente holgura de personal. Para eso habrá que crear criterios y circuitos de movilidad del personal. 

Habría que articular algún sistema para asociar la plantilla a los resultados enfermeros esperados, como explican en este artículo4. Iniciar esta experiencia con una plantilla exigua y  no ajustada podría generar problemas de seguridad en los pacientes o malos resultados en salud, como se explica en esta guía NICE5 y este artículo6.

Y lo quinto, último y posiblemente más importante, habrá que explicárselo muy bien a todos los actores implicados: a los profesionales, a la ciudadanía y a los agentes sociales. La transparencia es un pilar fundamental de cualquier cambio organizativo de base cultural. Sin la complicidad de los primeros, sin que lo entiendan los segundos (la gran pregunta es ¿esta organización mejora los resultados en salud? y primero habría que poder medir la producción enfermera) y sin la ayuda de los terceros (es un cambio cultural en el que su colaboración es imprescindible) será imposible hacerlo.

Aunque hay experiencias previas, como nos contaban en la entrada de Cuidando, el proceso es muy muy complejo. Eso fue lo que Jose Luis Gutierrez  contestó a Juan Antonio Sánchez en el último Webinar de PiCuida.

Claramente no es un tema sencillo. Requiere de un profundo análisis de la realidad cultural, profesional y organizativa de cada centro y para el que no hay un modelo claro a desarrollar.

O lo que es lo mismo, que si queremos hacerlo bien, no parece prudente liarnos ahora la manta a la cabeza y decir, a nueve meses vista, sin haber hecho nada antes, que vamos a organizar el nuevo hospital de La Línea por niveles de cuidados.

Si lo vamos a hacer, lo procedente es saber que ya vamos tarde. Aún así, como los retos nos ponen, allí estaremos...


  1. Gálvez, Ana María Porcel. Construcción y validación de un sistema de evaluación del nivel de dependencia para el cuidado de pacientes hospitalizados. Editorial de la Universidad de Granada, 2011.
  2. Salazar de la Guerra, R. M., L. Pascual Bastida, and C. Ferrer Arnedo. "Niveles de cuidados en pacientes ingresados en hospitales de media y larga estancia." Metas de Enfermería 16.7 (2013): 6-11.
  3. Guarinoni, M. G., et al. "Complexity of care: a concept analysis." Ann Ig 26 (2014): 226-36.
  4. Subirana, Mireia, et al. "A realist logic model of the links between nurse staffing and the outcomes of nursing." Journal of Research in Nursing (2013): 1744987113481782.
  5. Guidance, N. I. C. E. "Safe Staffing for Nursing in Adult Inpatient wards in Acute Hospitals." Board of Directors 30 (2014).
  6. Duffield, Christine, et al. "Nursing staffing, nursing workload, the work environment and patient outcomes." Applied Nursing Research 24.4 (2011): 244-255.
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2 comentarios:

  1. ¡Que evolución!
    ¡Felicidades compañeros!

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    1. No lancemos las campanas al vuelo... que vamos muy tarde y estar por ver que nosotros participemos.
      Un abrazo.

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