martes, 13 de junio de 2017

Generación R.A.S.P.



Entre una cosa y otra, hace ya mas de un mes que no publicamos. Y no es que no tengamos cosas que decir o cosas sobre las que hablar, pero entre los líos que tenemos en nuestra zona, terminar el curso académico y atender a la familia, los días pasan y no nos sentamos a escribir.

En estos días hemos leído muchos artículos pero el artículo ¿Tiene remedio la administracion? publicado en La Vanguardia y reproducido en el blog de la Fundación  Factor Humano fue el que más nos ha llamado la atención. 

El autor del artículo habla de que la administración pública está abocada a adaptarse a los nuevos tiempos y para ello deben confiar en el talento de sus trabajadores, sobre todo en aquellos que se sienten incomodos con la falta de innovación y que se rebelan cada día, en el cambio cultural y en el rediseño de las estructuras organizativas.
"Los que conseguirán adaptar la administración son esta parte de gente más innovadora y emprendedora, esos profesionales que no quieren sentir la incomodidad de pertenecer a organizaciones que perdieron el tren de la actualización"
Un artículo más que interesante muy en la línea de lo que invitados de excepción, Miguel A. Manyez, Julio Mayol, Patricia Alonso-Fernández y Marian García, denominaron  como Liderazgo Hereje en el debate por el 25 aniversario de Diario Médico.

También muy en la línea de los diez valores de los líderes del siglo XXI que Joan Carles March enumera allá donde va.


Pero como solemos decir, la realidad suele ser distinta. Y lo normal es que pase lo que expone con amargura Susana Caballero en su blog, lo normal es  tengamos la sensación, como comentan en Hablemos de Liderazgo,de que el talento esté maldito. De ahí que haya quien asevere que, en el fondo, las empresas lo que prefieren son líderes que no hagan ruido, se sepan ponerse de perfil, de perfil bajo o, como dicen en esta publicación de Yorokobu, directamente estúpidos.

Posiblemente sea porque la generación X, muchos más preparada que su predecesora como comentan en este artículo del Observatorio de Recursos Humanos, peque precisamente de eso, de exceso de preparación que choca con el tapón de la generación previa.


Puede ser que nos ocurra como nos pasó cuando en 1995 nos llamaron generación JASP como reclamo publicitario para vendernos un coche. Lo que pasa es que han pasado 20 años y ahora somos más bien una generación de RASP, una generación de Rebeldes que sigue estando Sobradamente Preparada... y aún poco reconocida.

Aun así, como reza la leyenda de la imagen de cabecera, seguiremos bailando... y disfrutando.


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